Bleach: Sekai Shuuryou
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Mensaje  Tatsumiya_Daisuke Mar Jul 12, 2011 10:10 pm

[FDI] Este es un fic cerrado, donde no espero que nadie rolee. Es para terminar de enlazar bien las historias de Madoka y Daisuke, pero me parecía excesivamente largo para su ficha, ya que sólo es un punto muy concreto de su historia. Por ahora lo pongo aquí porque más o menos cuadra con la ambientación, pero si se hace finalmente un subforo de fics, que se mueva este tema por allí si eso. Ya mañana entro a saco a los escuadrones y demás. [/FDI]

170 años atrás...


Llevaban horas luchando y no paraban de aparecer más y más hollows. Lejos del desánimo, los chicos de la undécima división se lo estaban pasando en grande, liderados por su capitán Tatsumiya Daisuke, en una batalla tras otra. El poder de la espada del capitán podía destrozar hordas de hollows de una tacada, pero respetaba a algunos, alejados de los núcleos urbanos, para que sus hombres también tuvieran su dosis de diversión.

Entonces una mariposa infernal llegó, informando al capitán de que había otro foco en un pueblo cercano.

- ¡Chicos! La juerga continúa en el siguiente pueblo al oeste, yo me ocupo de los restos de aquí.

- ¡Sí capitán!

Y desaparecieron, mientras él se ocupaba de los hollows que quedaban. Un par de barridos más y el resto de hollows desaparecieron, pero el capitán no iría tras sus hombres. Debía asegurar la zona hasta que llegara el escuadrón médico a hacerse cargo de los heridos y establecer un perímetro de seguridad para que él pudiera volver al frente.

En ese momento notó que algo le tiraba de la capa. Volvió el rostro molesto y entonces se encontró con una niñita con ojos aterrorizados. La chiquilla no aparentaba más de tres años y una horrenda cicatriz sangrante le cruzaba la cara desde encima de la ceja derecha a la zona inferior de la mejilla izquierda. La niña le devolvió la mirada, pero no lloró, no podía en el estado de shock en el que estaba. Daisuke pronto lo entendió. "No tiene miedo de mí… quiere mi ayuda" pensó, sin duda eso era una novedad dado el temible aspecto del capitán.

La tomó en brazos y trató de limpiarle la sangre, que le cubría media cara, pero no consiguió más que mancharse el haori ya que la cicatriz aún sangraba bastante. La niña se aferró a él y susurró algo.

- Tous… to Kachan… - dijo con voz entrecortada y temblorosa.

Daisuke apenas lo entendió de lo bajito que hablaba, pero pronto dedujo que preguntaba por su familia.

- ¿Dónde? - se limitó a decir, y la niña señaló una casa en ruinas.

Daisuke entró y vio dos cadáveres despedazados de un hombre y una mujer. Instintivamente cubrió el rostro de la niña para que no lo viera, aunque por sus heridas bien podía venir de allí. El parecido familiar era palpable, por lo que estaba claro que la chiquilla se acababa de quedar huérfana. "Es un milagro que haya sobrevivido" pensó viendo aquel destrozo y otros en medio del pueblo. Habían evitado la mayor parte del daño, pero aun así…

- Tatsumiya-taichou! ¡Ya hemos llegado! - dijo un oficial de la cuarta división, mientras sus hombres se desplegaban por todo el pueblo.

- Ya era hora - dijo y se volvió a la niña -. Ahora este señor se va a hacer cargo de ti - y la tomó con una mano y se la tendió al oficial.

- Claro… ven conmigo pequeña - dijo el otro horrorizado al ver la cicatriz.

Daisuke frunció el ceño, conocía demasiado bien esa clase de miradas y aquella niña no se la merecía. Quitando aquella herida, era un angelito y no estaba en condiciones de que la empezaran a tratar así. Ella le dirigió una última mirada y dejó que el otro se la llevara, mientras Daisuke se puso de nuevo en marcha, tras sus hombres.
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Fue una tarde larga y al final todos los que habían acudido a la llamada de la undécima división acabaron en el hospital, a Daisuke le esperaría otra bronca de la comandancia por no saber nunca cuándo parar, cosa que le importaría tres pepinos, como siempre. Bien sabía que si parte de sus hombres estaban en el hospital, el resto se estaba muriendo de la envidia de no haber podido disfrutar de la fiesta. Así eran en el undécimo escuadrón y él estaba bien orgulloso de ello.

Estaba a punto de irse, ya que sus heridas no eran gran cosa y no le gustaban los hospitales, pero entonces aquel oficial que había visto en la batalla fue a buscarle.

- Esto… Tatsumiya-taichou - dijo tímidamente -. ¿Podría acompañarme, por favor?

- ¿Qué ocurre? - quiso saber él.

- Se trata de la niña, la que me encargó en el campo de batalla - respondió -. Le han curado todas sus heridas físicas, pero se niega a hablar y a probar bocado. Hemos pensado que ya que usted la encontró quizá pueda convencerla.

- ¿Es que tengo pinta de niñera o qué? - dijo molesto.

- Bueno eh… esto verá… - dijo el otro tragando saliva -. Es… una sugerencia de capitanía, señor.

Un bufido fue lo que obtuvo por respuesta, pero Daisuke se dejó guiar hasta la habitación de la cría. Aunque era conocido el "aprecio" que se sentían el undécimo y el cuarto escuadrón, Daisuke había aprendido a respetar unas buenas relaciones con los altos oficiales, ya que ellos se encargaban de que su escuadrón siempre estuviera listo para salir de nuevo al campo de batalla.

- Les dejo solos… - dijo el oficial cuando llegaron a la habitación, antes de desaparecer de nuevo por un pasillo.

Daisuke le vio marchar con ganas de ayudarle a irse más rápido de un patadón, pero se contuvo y pasó al interior de la habitación. La niña estaba sentada en una cama enorme, mirando por la ventana. En la mesa había una bandeja con un poco de todo, algo de carne, fruta, dulce… No había señales de que hubiera tocado la comida. Aparte de eso, la habitación era tan fría y solitaria que hacía que el aspecto de la niña pareciera más frágil aún de lo que era.

- Me han dicho que no comes - dijo a modo de saludo y entonces la niña se volvió -. Y que tampoco dices palabra - miró a su alrededor -. La verdad es que no me extraña, en un sitio así cualquiera pierde las ganas de hacer nada.

Fue entonces cuando decidió tomar a la niña con una mano, la comida con la otra y salir por la ventana hacia el techo del hospital. Era una noche de verano espléndida, no hacía frío y soplaba una ligera brisa fresca muy agradable.

- Esto es otra cosa, ¿eh? - dijo Daisuke visiblemente satisfecho -. El aire fresco es lo mejor para un herido. Infla bien los pulmones, esto es salud.

La niña obedeció e hizo una inspiración exageradamente profunda, por poco se echó a toser y Daisuke se rió.

- Muy bien, ¡así se hace! - dijo con aprobación -. Así te harás tan fuerte como yo, bueno y alimentándote como dios manda, claro.

Y le tendió la bandeja. La niña la miró y le miró a él. Bajó su vista a la bandeja y tomó tímidamente una porción de fruta. Luego le siguió otra, después la carne y finalmente el dulce. Al final había acabado comiendo a buen ritmo, se notaba que tenía hambre y su cara reflejó cierta felicidad al tener la tripa llena, aunque sus ojos seguían siendo tristes.

- Y ahora a hacer la digestión y luego a dormir bien para mañana - dijo orgulloso de que hubiera cenado tan bien.

- Mis padres… No volverán, ¿verdad? - dijo la chiquilla de pronto.

Daisuke la miró y ella le devolvió la mirada. Aún le seguía sorprendiendo que no hubiera miedo ni rechazo en sus ojos, sólo su pregunta.

- No, no volverán. Pero tú sigues aquí y ahora hay que pensar qué hacer contigo - dijo con naturalidad, no creía que maquillarlo lo fuera a hacer más fácil.

- Necesito a mis padres, todavía soy muy pequeña - razonó ella y le hizo sonreír.

- Bueno, siempre se te pueden buscar otros. Hay buenas familias en el Rukongai que seguro que harían un buen trabajo contigo.

- ¿Y me mirarían igual que los del hospital? - preguntó la chiquilla -. Me miran raro, creo que es por la herida de mi cara… No me gusta que me miren así.

Daisuke cambió el gesto, sería pequeña pero la niña no era tonta, y él mismo sabía lo molesto que era que a uno lo juzgaran por su aspecto.

- Bueno, ya se acostumbrarán. Yo encontré camaradas a los que no les importa mi aspecto - dijo hablando de sus hombres en el escuadrón -. Seguro que tú encontrarás a alguien así.

- Tú no me miras así - dijo ella -. Podrías ser mi papá…

Él se echó a reír sonoramente.

- No es buena idea, créeme - respondió divertido -. Yo no he tenido familia, no sé cuidar de una. Ni siquiera sabría qué hacer contigo…

- Bueno, yo te cuento lo que se hacía en mi casa y ya está, ¿no? - dijo la chiquilla -. Y el resto ya lo preguntaremos por ahí, no debe ser tan difícil.

El sencillo razonamiento cada vez divertía más a Daisuke, cada vez le gustaba más aquella chiquilla. No sabía cómo, pero empezaba a no parecerle una idea tan descabellada.

- Tendrás que tener paciencia, que nunca he hecho algo así - dijo al fin.

- ¿Eso es un sí? - preguntó ella y sonrió un poquito, no mucho que la cicatriz le tiraba.

- Con una condición, no acepto a nadie en mi familia que no tenga nombre - respondió sonriendo a su vez.

- Me llamo Madoka, aunque mis padres me llamaban Madochan - contestó la niña.

- Yo soy Daisuke, encantado - y le estrechó la mano.

Y así, después de que en la cuarta división pusieran el grito en el cielo, rescatar de la morgue los cuerpos de los padres y darles una sepultura más humana en un descampado del Rukongai cercano al Seretei, para que Madoka pudiera ir a visitarlos cuando quisiera; Daisuke se convirtió en su segundo padre, decisión de la que ninguno de los dos se arrepentiría.

[FIN]
Tatsumiya_Daisuke
Tatsumiya_Daisuke
Capitan del 11º Escuadrón

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Fecha de inscripción : 10/07/2011
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