-~>Paseando<~-

Aburrida como estaba como casi todas las mañanas y tras haber estado jugando un rato bastante largo, desde el alba hasta pasado el mediodía, había decidido salir a dar una vuelta, necesitaba algo de diversión y que mejor que pasarse por el undécimo escuadrón buscando a algún shinigami peleón con el que entretenerse un poco.

Sus pasos eran firmes, no llevaba el atuendo reglamentario ya que hoy estaba de relax y llevaba un vestido veraniego que se había traído del otro lado, con un cinturón ancho en la cadera donde llevaba su zampakuto, la mano la tenía como siempre en la empuñadura de la misma, pero más que nada porque así iba más cómoda.

Mientras andaba su rostro iba conformando una suave sonrisa, aunque sus ojos permanecían atentos a cada mínimo detalle, tanto a los shinigamis con los que se cruzaba como a los grupitos que formaban alrededor de una pareja enfrentándose, ya se había olvidado lo que era aquello, aunque siempre le había parecido una insurrección el batirse en medio de las calles, aunque siempre era un espectáculo digno de ver

Estaba paseándome por la pradera del escuadrón, viendo entrenar a los muchachos. Cada día que pasaba veía cómo iban mejorando poco a poco y me sentía más orgulloso de mis chicos a la par que en ellos crecía el orgullo de pertenecer al undécimo escuadrón. Entonces uno de ellos salió despedido, rodando varios metros por el suelo, hasta que se encontró con mi mano.

- ¡Buen golpe! - dije y el adversario y el corrillo de shinigamis que veían la pelea se volvió -. Mucho ánimo chico, lo estás haciendo bien, ahora ve y demuestra lo que vales - dije al mareado muchacho y me preparé para lanzarle de nuevo al círculo de la pelea -. ¡Te lo devuelvo!

Y el chico salió volando de nuevo a la pelea y los hombres volvieron a animar. Un día más de entrenamiento en el escuadrón a fin de cuentas. Pero entonces algo llamó mi atención a lo lejos, una shinigami paseaba también entre las peleas mirándolas con relativa curiosidad, pero ella no estaba entre mis filas. Me desplacé con shunpo a su lado, saludándola con una de mis enormes sonrisas.

- Sea más que bienvenida a la humilde morada del undécimo escuadrón - dije muy ceremonioso, para luego pasar a un trato totalmente informal, muy propio en mí -. ¿Qué hace una chica tan guapa como tú en un sitio como éste?

Evidentemente, sabía quién era. Aunque no mostrara mucho interés por el resto de escuadrones, a los oficiales sí me los conocía. Pero me pareció tan buena forma como otra cualquiera de romper el hielo, no solíamos recibir muchas visitas de gente de fuera, a excepción de mi pequeña y sus amigos.

Sus ojos paseaban de un grupo a otro sonriendo levemente ante las peleas cuando los vítores declaraban que claramente uno había sido el vencedor, aunque siempre que eso pasaba el que debía haber sido el derrotado se lanzaba de nuevo a por su adversario, ella admiraba ese afán de superación que portaban los del undécimo escuadrón.

Algo llamo la atención cuando vio volar al muchacho parando en la enorme mano de Tatsumiya y observo como le lanzaba de nuevo al grupo del que había salido despedido, aunque no llego a oír los ánimos del capitán, supo exactamente qué era eso lo que le había infundado al hombre, ánimos para levantarse, como lo hizo, cuando el capitán le volvió a lanzar, ella sonrió al ver como se acercó a ella.

-Sea más que bienvenida a la humilde morada del undécimo escuadrón – observo al hombre sonriendo con dulzura ante su recibimiento tan ceremonioso, aunque le extraño de él.- ¿Qué hace una chica tan guapa como tú en un sitio como éste?- se sonrojo, aunque eso sí era más propio de él y le miro de reojo

-Buscaba un poco de diversión, según tengo entendido sois el escuadrón más divertido que hay- dijo bromeando, aunque si bien era cierto que el undécimo escuadrón era bien conocido aparte de por ser la primera línea de batalla por sus fiestas.- Aunque no sé si estoy a la altura de vuestra diversión -dijo mirando los corrillos de nuevo.

En medio del corro y esquivando a los muchachos que peleqaban, una pequeña gatita blanca hacía lo posible por engancharse al más grandote de los dos. Parecía una simple minina, diminuta, que buscaba divertirse, pero en verdad Ryo era más mala que el hambre con sus chicos y, aprovechando que en el escuadrón se pasaba la mitad del día en aquella forma (forma que usaba poco fuera si no era con gente muy conocida), solía hacer de distracción o de pequeña molestia para que luego, en una pelea real, los chicos no se distrajeran con cualquier tontería.

Además ¡le gustaba molestar! ¿Porqué no aprovechar el entrenamiento de los chicos para divertirse también un poco? Total, su Capitán nunca le decía anda a no ser que le molestara a él, y eso normalmente tan solo conllevaba una pequeña réplica o que la aprisionara en su enorme manaza.

Observé divertido el ligero rubor en los ojos de la chica mientras escuchaba su respuesta.

- Diversiones hay muchas, mi querida capitana -dijo pícaramente -. Tú dime qué buscas y Tatsumiya Daisuke te dirá qué alternativas tienes. Que no se diga que en el undécimo escuadrón no somos hospitalarios.

Entonces me fijé por el rabillo del ojo en una pelea en la que uno de los muchachos se movía de forma extraña. Al mirar mejor, me di cuenta que tenía a Ryo enganchado cual lapa a aquel grandullón para darle ventaja a su oponente menos corpulento. "Así ese chaval no aprenderá a luchar en desventaja" pensé planeando una de mis pequeñas maldades.

- Disculpa un momento - dije a la capitana del segundo escuadrón mientras puse la mano en el pomo de mi espada y concentré reiatsu en un dedo.

Un ligero golpe de viento se materializó en torno al joven y le dio un ligero pero firme toque a la gatita en la nuca (lo que viene siendo una colleja a distancia) y luego un azote en el culo, para que quedara clara la autoría de los hechos. No le dí más importancia, sólo quería dejar claro el mensaje de me gustaría que dejara al chaval a ver qué era capaz de hacer por sí mismo. Volví a mirar de nuevo a la que ya era mi invitada en el escuadrón aquel día.

- ¿Y bien? Pide por esa boquita, preciosa - dije con una voz ronroneante, tan melosa, que a alguno le podría parecer que Ryo me hubiera estando dando clases de engatusar-a-gente.

- Diversiones hay muchas, mi querida capitana –Sonrió al ser reconocida por el Capitán, pero espero escuchando lo que salió de su boca de nuevo.- Tú dime qué buscas y Tatsumiya Daisuke te dirá qué alternativas tienes. Que no se diga que en el undécimo escuadrón no somos hospitalarios.-

Eso provoco un nuevo rubor, más notable en sus mejillas, tanto fue así que aparto la mirada dirigiéndola al grupo más cercano observando la bola de pelo que estaba aferrada fieramente al hombre más grandullón, aunque no dijo nada cuando el capitán se excusó, ella apenas asintió con la cabeza mordiendo su labio observando la escena y no pudo evitar soltar una pequeña risita cuando el culito de la minina se movió por el “cachete” y volvió la vista al capitán cuando se centró de nuevo en ella.

- ¿Y bien? Pide por esa boquita, preciosa – se extrañó ante ese ronroneo per el rubor parecía no abandonar sus pálidas mejillas aunque sonrió de medio lado con algo de atrevimiento, cosa rara en ella ya que solía ser bastante tímida en todos los aspectos y algo introvertida con respecto al resto de los capitanes.

- Todo depende de lo que me ofrezca, aunque creo que siempre se puede empezar por algo de beber…no? Que no se diga que me queréis matar de sed –rio mirándole a los ojos regalándole una caída de parpados suave, antes de apartar la mirada sonrojada de nuevo por su atrevimiento.

-¡¡Nya!!- el golpecito en el trasero la hizo maullar e incluso soltarse para caer al suelo. por suerte, como buena gata, lo hizo de pie, alejándose del círculo donde peleaban los muchachos con las orejitas gachas. ¡Pues vaya diversión si no podía ni siquiera chincharles!

Correteró graciosamente por entre elr esto de chicos hasta su capitán, agarrándose por detrás con las uñitas a su hakama y comenzando a trepar hábilmente. Era grande y fuerte, por lo que le encantaba trepar por su ropa: cuanto más grande más se divertía.

Observó, cuando llegó a la cintura, a la mucjer que estaba con él. Le sonaba porque la había visto en el Segundo escuadrón. Posiblemente fuera la nueva Capitana, sí... Bueno, al menos parecía maja, lo que la tranquilizaba ya que le tocaría trabajar con ella más de una vez, o más bien escuchar todo lo que tuviera que contarle acerca de los movimientos de las Fuerzas Especiales.

La chica se apuntó al juego y en seguida pidió algo de beber. Pero aunque aparentaba osadía, no se me escaparon los tonos de rubor de sus mejillas. "Es lo malo de que seas tan blanquita, querida, se os nota mucho antes" pensé, con Madoka era lo mismo.

- Ah, pillina. Veo que también has oído hablar de la famosa reserva de sake de nuestro escuadrón, ¿eh? - dije divertido -. Pero lo prometido es deuda...

Me volví y, llevando los dedos a la boca, lancé un fuerte y largo silbido. No haría falta más, ya tenía a un chaval aleccionado de lo que quería decir aquello, en seguida nos traerían un juego de sake. Entre tanto, noté un tirón en la capa y ya supe de inmediato quien estaba trepando por la espalda. Tomé la tela por un extremo y agarré aquella bola de pelo por la nuca, enseñándosela a la capitana de la segunda división.

- Mira lo que tenemos aquí, un lindo gatito - dije divertido -. Es mi teniente, Shihouin Ryoko. Aunque imagino que ya os conocíais ¿cierto?

- Ah, pillina. Veo que también has oído hablar de la famosa reserva de sake de nuestro escuadrón, ¿eh?- Eso la hizo sonreír divertida mordiéndose el labio mientras observaba como silbaba hasta que les trajeron el juego de sake, que si bien le parecía pronto para ello, no se negaría el placer de un buen sake.

Miro la bolita de pelo que había subido a la espalda del Capitán y sonrió inclinando levemente la cabeza como una señal de respeto, si bien resultaba que aún no conocía a casi nadie de los rangos más altos del Sereitei más que de oídas, lo mismo le pasaba con Shihouin Ryoko, ya que sabía que ella era la heredera del Clan a la que debía presentarle todos los informes de las Fuerzas Especiales.

- Es mi teniente, Shihouin Ryoko. Aunque imagino que ya os conocíais ¿cierto?- Esas palabras por parte del capitán la hicieron salir de su pompa y negó con la cabeza mirándole de nuevo a él centrando en el toda su atención sonriendo.

- Lo cierto es que aún no he tenido el gusto, llevo muy poco tiempo como capitana y aún no he conocido ni a la mitad de los altos rangos del Sereitei más que de oídas, aunque si bien es cierto, que probablemente sea de ella de quien más sepa del todos –sonrió con dulzura y miro a la gatita, permitiéndose el atrevimiento de poner un dedo en su cabeza acariciándola despacio detrás de las orejitas a modo de saludo.

.Mira lo que tenemos aquí, un lindo gatito- la había cogio en volandas del pescuezo y ella empezó a removerse bufando ¿Porqué siempre tenía que quitarle toda la diversión? -. Es mi teniente, Shihouin Ryoko. Aunque imagino que ya os conocíais ¿cierto?

-Joder, es que si lo dices pierde la gracia, so memo- escuchar hablar tan mal a un mico como ella y con esa voz de bebé era realmente gracioso. Agachó las orejitas y miró a la mujer, que inclinó la cabeza ligeramente... bueno, al menos no había hecho una profunda reverencia como solía hacer todo el mundo, cosa que no le gustaba en absoluto.

-Lo cierto es que aún no he tenido el gusto, llevo muy poco tiempo como capitana y aún no he conocido ni a la mitad de los altos rangos del Sereitei más que de oídas, aunque si bien es cierto, que probablemente sea de ella de quien más sepa del todos.

-Pues yo soy Ryoko, pero llámame Ryo, no me gusta mi nombre entero ni las formalidades- dijo mientras movia la colita, eliz de que la rascara tras las orejas -. Disculpa que no me transforme, pero es que sino estaré desnuda y no quiero que eres grandullón pervertido se alegre la vista.

- Niña, habla bien que te voy a tener que lavar la boca con jabón - dije divertido -. Que tenemos invitados, burra...

Entonces el chaval volvió, con una esterilla grande para no tener que sentarnos directamente sobre el cesped, un juego de sake para tres personas, puesto que el 90% de las veces lo habitual sería que la gatita me acompañara en temas de bebercio, y cinco botellitas de sake de la reserva. "Estará bien para empezar, veremos a ver qué aguanta la muchacha" pensé. Era de corte asiático y, aunque alta, estaba bastante delgada; así que por complexión lo normal es que no aguantara demasiado, pero mucho dependía también a lo que uno habituaba el cuerpo con los años. Sería divertido averiguarlo.

Dejé que se presentaran a su aire hasta que me di por aludido.

- Tú no me dejas recrearme la vista, pues yo te voy presentando por ahí, chincha - fue mi respuesta mientras servía en tres platitos -. Señoritas, si gustan... - dije levantando el platito que ya me había agenciado para mí.

Ella siguió acariciando a la gatita, que le encantaban los animales y sonrió al oírla hablar – Joder, es que si lo dices pierde la gracia, so memo – Pese a que le parecía una falta de respeto hacia su superior, no pudo evitar reírse por lo bajo, porque esas palabras viniendo de una bolita tan adorable de pelo no eran para menos, aunque de ahí la reprimenda de su capitán – Niña, habla bien que te voy a tener que lavar la boca con jabón – pese a que su voz sonó divertida, parecía una pequeña reprimenda - Que tenemos invitados, burra...- Y puesto que se refería a ella negó con la cabeza.

-Oh no te preocupes, no pasa nada, estamos en su terreno, puede hablar como quiera - y miro a la gatita que de nuevo se dirigió a ella.

- Pues yo soy Ryoko, pero llámame Ryo, no me gusta mi nombre entero ni las formalidades- Asintió, que si bien era cierto, que a ella fuera de las reuniones formales, no le gustaban las formalidades, puesto que aún no se había acostumbrado a que las tuvieran con ella. - Disculpa que no me transforme, pero es que si no estaré desnuda y no quiero que eres grandullón pervertido se alegre la vista.- Y fue a contestar a eso, pero de nuevo el capitán se la adelanto. – Tú no me dejas recrearme la vista, pues yo te voy presentando por ahí, chincha- Y eso viniendo de alguien tan grande como el capitán, no pudo sino hacerla reír mirándoles mientras negaba con la cabeza, que con vaya par había ido a dar.

Había estado ajena, centrada en la bolita de pelo a la que acariciaba, y no se dio cuenta de que oes habían traído el saque con una esterilla y cuando el capitán dijo- Señoritas, si gustan... – Ella volvió a la realidad y sonrió asintiendo, cogiendo su propio platito poniéndose de rodillas en la esterilla mirándoles, pasándose instintivamente la lengua por los labios, porque en el fondo, le encantaba el saque, casi tanto como los dulces por lo que lo toleraba bastante bien.

-Muchas gracias -susurro llevándose su platito a los labios saboreandolo. - Vaya esta delicioso

-¡Nya! ¡Sake!- de un salto bajó al suelo, hábilmente, y correteó hacia el platito suyo. Le encantaba el sake y podía beber cuanto quisiera que e costaba caer redonda pese a su tamaño. Le encantaba que daisuke lo sirviera en plato y no en vaso, ya que en esa forma, si fuera un vaso, tendría que beberlo metiendo la pata y lamiendosela, y acababa siendo bastante cansado.

Movió la colita hacia los lados, alegremente, esperando que la sirvieran. la verdad es que era todo un espectáculo proque, de no ser por el hecho de que hablaba, se comportaba exáctamente giual que cualquier gatito de pocos meses: hiperactiva, traviesa, juguetona... ¡y encima maullaba en demanda de las cosas!

En cuanto sirvieron el sake, la pequeña minina se lanzó a lametear la bebida, alegremente. El mejor sake siempre estaba en el Décimoprimer escuadrón o en el local donde iba normalmente con sus amigos a tomar algo. Sin duda no había ninguna buena mañana sin un buen trago de sake y una siesta.

Pronto las chicas empezaron a dar buena cuenta del sake, no era para menos ya que era de los pocos suministros que supervisábamos directamente o Ryo o yo mismo, y ambos teníamos buen paladar para la bebida.

- Campai - dije chocando con cuidado mi platito con el de la gatita, para no derramárselo y buscando el de la capitana para brindar -. Bueno, siempre es un placer tener invitados, sobre todo los que aprecian los buenos placeres de la vida - sonreí tras beberme el platito de un trago, estaba delicioso como cabía esperar -. Pero bueno Keiko, me dejas llamarte así ¿cierto? - y si no, no le iba a hacer ni caso, pero si colaba quedaba bien -. Háblanos un poco de tí, ¿qué tal van las cosas por el segundo escuadrón? ¿Te habitúas al trabajo?

Ryo ya se lo debería ver venir, siempre que bebíamos con alguien nuevo aprovechábamos el creciente grado de alcohol para sonsacarle cosillas. Una sana afición donde las haya que sabía que la gatita compartía conmigo.

Ella se encontraba fuera de lugar, sentía que en ese escuadrón no eran para nada como ella se había imaginado, hasta tenían un capitán bastante sociable y que si no recordaba mal le había tirado los trastos, aunque recordar eso la hizo sonreír de nuevo y sonrojarse mientras, tras haber chocado su plato con el del capitán, se lo llevaba a los labios para degustar el sake, que a todos los efectos estaba delicioso.

Ella escucho al capitán cuando se dirigió de nuevo a ella, observando como la gatita bebía sake tan alegremente - Bueno, siempre es un placer tener invitados, sobre todo los que aprecian los buenos placeres de la vida – Si, el beber era uno de los mejores placeres que había, aunque ella prefería el té…el té dulce o el chocolate caliente. - Pero bueno Keiko, me dejas llamarte así ¿cierto? -Sonrió asintiendo deduciendo que si le decía que no, él la llamaría así de todas formas. -Háblanos un poco de ti, ¿qué tal van las cosas por el segundo escuadrón? ¿Te habitúas al trabajo? - Se quedó un rato pensando y termino suspirando hablando tras darle un nuevo sorbito a su sake.

- Lo cierto es que el trabajo no es muy difícil, al menos todavía…Pero es bastante lioso eso de los papeleos, yo creo que es lo que más me esta costando – se paso la mano por el pelo apartando la mirada jugando con el platito moviendo el líquido de su interior – Pero por ahora, creo que me estoy adaptando bastante bien…pese a ser poco sociable… -les miro de nuevo a ellos sonriendo tímidamente esta vez.

Tomé un poco de sake y lo paladeé a gusto mientras escuchaba su respuesta. No pude sino reír ante el comentario de su sociabilidad, que parecía avergonzarla o intimidarla de alguna manera a juzgar por el gesto.

- ¿Poco sociable? No me hagas reír - dije divertido -. Creo que eres el primer capitán de la segunda división al que veo sin contar las reuniones de capitanes. Muchacha, a su lado estás hecha todo un relaciones públicas.

Miré a la gatita, que no decía ni mu, bueno ni miau, entrentenida bebiendo. Hay que ver cómo le gustaba el bebercio, casi tanto como a mí. La palabra clave de la frase anterior es "casi".

- Mírala, qué bien bebe. Si eso fuera leche, habría crecido dos palmos más, seguro - dije con una risita, y volví a mirar a la chica -. Bueno, si ves que te agobias mucho con el papeleo, tengo una palabra mágica para tí: delegar. Le estoy enseñando ese arte a mi hija, que está algo estresada con sus labores de teniente. Como sigáis por ese camino todos los nuevos, voy a montar una segunda academia para enseñaros un par de truquetes, je.

Estaba tan alegre bebiendo que casi no se estaba enterando de la conversación; total, era entre Capitanes y ella no pintaba mucho en ello, de hecho había sido "arrastrada" allí. Pero cuando su Capitán aludió directamente a su tamaño, algo que siempre la había tenido bastante acomplajada, emitió un bufido y se giró hacia él.

-¡Pero hasta siendo pequeña te puedo!- había una razón para su tamaño, claro que la había, y para su apariencia pese a tener 500 años. Pero no le gustaba hablar de ello, era algo que no era capaz de soltar. De un salto se abalanzó sobre su Capitán, tomando su apariencia humana en pleno aire: un cuerpo desnudo pálido, suave como la porcelana, una melena al viento blanca como la nieve y unos preciosos ojos azules ahora brillantes por el mosqueo que tenía. Era temperamental, mucho, y si a eso se le añadía la brutal fuerza que poseía para su tamaño, era un enemigo claramente temible.

A la gatita no le gustó nada el comentario y cargó contra mí, deshaciendo su forma animal. Me dejé tirar al suelo, no era una pelea en la que estuviera interesado en entrar al trapo. Es más, no pude sino reírme a carcajadas.

- ¿Qué te parece? Al final sí que me he recreado la vista - dije burlón.

Buscaba chincharla más aún si cabía por un momento, pero conocía aquella mirada y sabía que mi comentario anterior no se lo había tomado a broma precisamente. Sabía que le molestaba que se metieran por su tamaño, pero lo que aún no sabía era por qué. Y, por supuesto tratándose de mí, me moría de ganas por saberlo de ahí que le tirara pullitas de vez en cuando. Pero en aquella ocasión su reacción había sido más temperamental que las anteriores, estaba dispuesta a pelearse incluso por semejante estupidez.

- No dudo de tu fuerza preciosa, si no de qué ibas a ser mi teniente con lo que te mola a ti el papaleo - dije mirándola fijamente, sin inmutarme -. Pero estás equivocada si crees que con tu fuerza te basta para vencerme. Si te dejas provocar tan fácilmente te podrá vencer incluso alguien más débil que tú. Y que conste que no digo que sea mi caso - y le saqué la lengua burlonamente -. Así que, ¿por qué no nos relajamos y seguimos con nuestra agradable charla? - y añadí con voz de falsa indignación mirando a Keiko -. ¡Qué va a pensar nuestra invitada!


[FDI] Sé que no lo hemos hablado, pero doy por sentado que Daisuke no sabe nada de tu historia (vamos, lo justo y necesario para que te elija de teniente, pero no detalles tan personales). No te lo he consultado porque considero que, dado el personaje, si no le conocieras bien no le contarías algo tan personal. Y, si sí le conocieras bien, creo que ni de coña le contarías algo tan personal xDDD Pero bueno, si crees que estoy interpretando de más me dices y lo cambiamos. [/FDI]

No lo aguantaba... simplemente no soportaba esas burlas y encima ese intento de rebajarla. era orgullosa y demasiado y cierto que era temperamental; pero pese a eso había demostrado cientos de veces que eso no la hacía menos capaz. Permaneció sobre el Capitán mientras este hablaba, con una mano sobre su torso y el puño alzado, tembloroso, apuntando directamente a su cara. bajo su flequillo solo podía verse la sombra que éste hacía sobre sus ojos, absolutamente nada más.

Terminó por bajar tras dejarle hablar, pero no porque le diera la razón a Daisuke. Cierto era que la Capitana no tenía porqué asistir a esas escenas, aunque ella no hubiera sido la causante y no quería que se llevara una mala impresión ya que, al fin y al cabo, trabajaría con ella en alguna ocasión. Se incorporó con una gélida máscara en su infantil rostro, una máscara que había aprendido a ponerse gracias a su educación como noble... la odiaba, pero en ese momento era mejor la indiferencia que provocar una pelea. Tal y como estaba, con la cabeza alza, alargó una mano hacia uno de los Oficiales.

-Dame tu haori- sin protestar, el oficial se apresuró a quitárselo y a tendérselo junto con el obi a su teniente. Ryo se apartó de su capitán entonces mientras se ponía e Haori para taparse, el cual le quedaba tan largo que casi parecía un vestido corto. Se giró hacia Keiko e hizo una profunda reverencia una vez estuvo lista -Lamento que haya tenido que ver algo así, Hiramura Taicho- incluso su voz sonaba distinta, con ese aire cortés pero sin sentimientos que solían usar en las reuniones los nobles ante sus subordinados -Si me disculpa tengo asuntos que atender. Disfrute de la velada.

No dijo más, ni siquiera miró en dirección a Daisuke. Tantas veces tocaba temas que la dolían que acababa por cansarse... Podía parecer que era una niña, que solía hacer caso muy rápido a las provovaciones y se metía en peleas tontas entre los suyos, pero había una clara diferencia entre eso y llevar a dañar directamente, y eso e slo que conseguía con demasiada continuidad. Se alejó directamente hacia el dojo, pero no entró en él, sino que saltó encima y, desde allí, hacia las afueras del Escuadrón.

- ¿Poco sociable? No me hagas reír – Sonreí ante ese comentario, pese a que n dije nada mientras seguía escuchándole atenta. - Creo que eres el primer capitán de la segunda división al que veo sin contar las reuniones de capitanes. Muchacha, a su lado estás hecha todo un relaciones públicas. - Eso la hizo reírse, aunque sin hablar aun, dándole un sorbito de nuevo a su bebida observando de reojo a la gatita. - Mírala, qué bien bebe. Si eso fuera leche, habría crecido dos palmos más, seguro – Observo de nuevo al capitán, que parecía haberla observado mirar a la gatita, pero ese comentario no supo cómo tomárselo, ya que ella no sabía ni siquiera la edad de la teniente, asique a sus ojos tal vez pudiera estar en un tamaño normal. - Bueno, si ves que te agobias mucho con el papeleo, tengo una palabra mágica para ti: delegar. Le estoy enseñando ese arte a mi hija, que está algo estresada con sus labores de teniente. Como sigáis por ese camino todos los nuevos, voy a montar una segunda academia para enseñaros un par de truquetes, je. - sonrió ampliamente, que siempre estaba bien que le enseñaran a una algunos trucos sobre el mandato, aunque si bien era cierto que como llevaba poco tiempo al cargo quería hacerlo ella personalmente más que nada, para conocer el funcionamiento, luego ya si eso delegaría…

Luego fue todo demasiado rápido, la reacción de Ryo el cómo se lanzó contra el llena de cólera, entonces pensó que tal vez lo del tamaño sí que fuera un detonante para aquella jovencita y se anotó mentalmente no hacer nunca alusión al mismo, que de buena tinta sabía lo que podía llegara pasar si a uno le tocaban la fibra, que ella con sus largas piernas había tenido siempre mucho complejo, al menos hasta que supo sacarlas buen provecho, aun así a día de hoy odiaba que la llamaran “patilarga” como la insultaban de pequeña…Sencillamente era algo que no soportaba.

- ¿Qué te parece? Al final sí que me he recreado la vista – Y de nuevo otro comentario que no sabía cómo tomarse, en el fondo parecía que toda aquella provocación para ese gigante, solo era una broma sin que se parase a pensar que probablemente habría herido más de lo que pensaba a su teniente… - No dudo de tu fuerza preciosa, si no de qué ibas a ser mi teniente con lo que te mola a ti el papeleo - Al menos sabia como halagarla...en cierta medida. - Pero estás equivocada si crees que con tu fuerza te basta para vencerme. Si te dejas provocar tan fácilmente te podrá vencer incluso alguien más débil que tú. Y que conste que no digo que sea mi caso – Sonreí, tenía razón, la fuerza no lo era todo en una pelea y menos si la fuerza iba descontrolada y sin medida como estaba siendo en esos momentos los de la teniente. - Así que, ¿por qué no nos relajamos y seguimos con nuestra agradable charla? – Me sonroje de nuevo bebiendo un poco de sake hasta que le hicieron alusión. - ¡Qué va a pensar nuestra invitada! -

-Oh yo…no…no pasa nada…Enserio no…podéis hacer como si no estuviera –y es que en esos momentos quería que la tierra, estaba en medio de una discusión entre “colegas” y yo ahí no pintaba nada, aparte de que si me hubieran preguntado mi posición estaba claramente a favor de Ryo, pero me mordí la lengua sonriendo de nuevo, cada vez mas roja.

Y de nuevo el movimiento de Ryo fue lo que me impidió seguir hablando, cuando se levantó quedando expuesta a mi mirada, completamente desnuda por unos instantes antes de hablar con uno de los oficiales. - Dame tu haori- observe como la tele ase deslizaba por su cuerpo y sonreí levemente bajando la mirada, parecía una mueca de porcelana, se notaba que era de alta cuna - Lamento que haya tenido que ver algo así, Hiramura Taicho- Noto el cambio en su voz y solo pudo, alzar la vista de nuevo hasta ella negando con la cabeza, no parecía la misma chica que un rato antes le había dicho que nada de reverencias, y luego sin más se despidió - Si me disculpa tengo asuntos que atender. Disfrute de la velada. -

-Gracias Ryo – susurro cuando la observo marchar y centro de nuevo su atención en el capitán mirándole con una suave sonrisa en los labios – Vaya en este escuadrón sí que sabéis como pasároslo bien…- bebió de nuevo y sonrió – siempre os lleváis tan bien? - susurro.

Sentí un titubeo en la gatita. "Vamos hazlo" pensé al ver su puño amenazante "Haz por una vez lo que te pide el cuerpo". Pero no saldría bien, la cabeza de la chiquilla nuevamente ocupó el lugar de su corazón y se fue de allí, más como un robot que como una teniente de verdad del undécimo escuadrón. "Lástima, ha estado tan cerca" pensé dejando que se marchara sin decirle nada. Keiko no pareció comprenderlo, supongo que era normal ya que apenas nos conocía a la gatita y a mí.

- Esto no ha sido más que un ejercicio - dije tranquilamente a la capitana -. El seretei no funciona sólo a base de papeleo, mi querida Keiko, uno también tiene que tener muy claro qué quiere de sus hombre y cómo hacer que lo consigan.

Bebí otra copa de sake y le serví un poco más a ella.

- En mi caso, lo tengo claro: quiero que mis hombres sean los mejores - dije jovialmente -. Y para eso les pondré a prueba, les putearé y haré que me odien hasta querer matarme. Porque eso les hará firmes, fieros y decididos en la batalla. Este es el escuadrón de asalto y primera línea de ataque, nuestras fuerzas son las primeras en caer y deben ser las primeras en aprender a levantarse o estamos todos muertos.

Me serví un poco más, qué buena estaba aquella cosecha.

- Estoy orgulloso de esos chicos, desde el más fuerte hasta el que entró ayer desde la academia de shinigamis - dije echándoles una mirada y luego me volví hacia ella -. Espero que pronto sepas qué quieres de tu escuadrón y de tus chicos, y te pongas a trabajar para ello. Los informes pueden ser de mayor o peor calidad, pueden retrasarse, traspapelarse; y realmente nada de eso importa gran cosa. Pero cada uno de nuestros chicos es insustituible y esa tiene que ser la prioridad.