Recuerdos olvidados
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Recuerdos olvidados
La media noche había llegado, y el segundo espada permanecía tranquilo en sus aposentos, divagando sobre su propio futuro, sumido en sus pensamientos y aislado del resto de hueco mundo. En sus cavilaciones rondaba una idea, un pensamiento... un recuerdo. Conociendo el hecho de ser una masa de almas concentrada dudaba sobre a quien pertenecería ese recuerdo: un asesino, un estudiante, una ama de casa... pero solo una cosa se mantenía ne su mente, un semblante de mujer, sin rostro.
No sabía porque, pero había puesto rumbo al mundo humano, atravesando tras el desgarrador sonido que conformaba una garganta hacia lo mas profundo de Karakura. Paseaba por entre las casas, por encima de los edificios, intentando adivinar le porque de ese pensamiento en su mente, con su inquebrantable voluntad mostrandose en su impasible rostro. ¿por qué alo le impulsaba a aquello? Quizás era mejor no saberlo.
Deambulaba por entre la ciudad, dirigiendo sus pasos como por instinto, como si de una rutina se tratase, una tradición, hasta llegar al enorme cementerio. Sus cientos de lápidas alineadas, limpias y brillantes ante el leve resplandor de la luna. Las flores, frescas y de colores vivos honraban a los muertos de las tumbas que adornaban. No sabía siqueira como había llegado hasta allí, pero algo le impulsó a pararse delante de una de las tumbas. No tenía ningun interes, pues no sabía a que aferrarse en aquella caminata que por instinto había recorrido, de modo que prosiguió finalmente su nuevo camino, deambulando entre tumbas, obcecado por tener esa fija imagen en la mente.
No sabía porque, pero había puesto rumbo al mundo humano, atravesando tras el desgarrador sonido que conformaba una garganta hacia lo mas profundo de Karakura. Paseaba por entre las casas, por encima de los edificios, intentando adivinar le porque de ese pensamiento en su mente, con su inquebrantable voluntad mostrandose en su impasible rostro. ¿por qué alo le impulsaba a aquello? Quizás era mejor no saberlo.
Deambulaba por entre la ciudad, dirigiendo sus pasos como por instinto, como si de una rutina se tratase, una tradición, hasta llegar al enorme cementerio. Sus cientos de lápidas alineadas, limpias y brillantes ante el leve resplandor de la luna. Las flores, frescas y de colores vivos honraban a los muertos de las tumbas que adornaban. No sabía siqueira como había llegado hasta allí, pero algo le impulsó a pararse delante de una de las tumbas. No tenía ningun interes, pues no sabía a que aferrarse en aquella caminata que por instinto había recorrido, de modo que prosiguió finalmente su nuevo camino, deambulando entre tumbas, obcecado por tener esa fija imagen en la mente.
Aion- Segunda Espada
- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 12/08/2011
Re: Recuerdos olvidados
Había visto salir al enorme pelirrojo de Las Noches y la curiosidad le pudo más que nada. Se había encaprichado de él, igual que de su jefe y de cuanto hombre atractivo pasara por delante suya... cosas de ser una súcubo y que su líbido superara los límites normales. Con total disimulo abrió una garganta que la dejó a unos cuantos metros de donde Aion había abierto la suya. Rebajó su nivel de reiatsu a mínimos y, rastreando, encontró la dirección de su compañero.
Se relamió ligeramente mientras caminaba po la calle, sorteando coches y farolas que se interponían en su camino. La luna brillaba en lo alto del firmamento, a penas iluminando las copas de los árboles y, sin embargo, la ciudada brillaba gracias a aquella multitud de luces: farolas, carteles luminosos, máquinas expendedoras,... todo emitía luz.
Finalmente llegó al mismo lugar en el que su compañero vagaba. Parecía buscar algo entre todas aquellas ruinosas tumbas ¿Quizá algún familiar muerto que recordara? ¿Quizá era una mera coincidencia que se encontrara allí? Poco le importaba realmente ya que ellos, al contrario que los shinigamis, solían carecer de aquello que llamaban "sentimientos". Nadie los necesitaba.
Se acercó a él tranquilamente, por detrás, ycoló los brazos rápidamente por entre sus brazos para agarrarse a su cintura, obligándole a detener el paso. Se acercó tanto a él que su cuerpo se pegó al de Aion, dejando que sitiera su calor, su respiración. Rozó su espalda con la puntita de la nariz a la vez que emitía un ligero ronroneo.
-¿Qué hace mi pelirrojo favorito tan solo en este tétrico lugar?- susurró por fin, arrastrando cada palabra en un leve y sensual ronroneo.
Se relamió ligeramente mientras caminaba po la calle, sorteando coches y farolas que se interponían en su camino. La luna brillaba en lo alto del firmamento, a penas iluminando las copas de los árboles y, sin embargo, la ciudada brillaba gracias a aquella multitud de luces: farolas, carteles luminosos, máquinas expendedoras,... todo emitía luz.
Finalmente llegó al mismo lugar en el que su compañero vagaba. Parecía buscar algo entre todas aquellas ruinosas tumbas ¿Quizá algún familiar muerto que recordara? ¿Quizá era una mera coincidencia que se encontrara allí? Poco le importaba realmente ya que ellos, al contrario que los shinigamis, solían carecer de aquello que llamaban "sentimientos". Nadie los necesitaba.
Se acercó a él tranquilamente, por detrás, ycoló los brazos rápidamente por entre sus brazos para agarrarse a su cintura, obligándole a detener el paso. Se acercó tanto a él que su cuerpo se pegó al de Aion, dejando que sitiera su calor, su respiración. Rozó su espalda con la puntita de la nariz a la vez que emitía un ligero ronroneo.
-¿Qué hace mi pelirrojo favorito tan solo en este tétrico lugar?- susurró por fin, arrastrando cada palabra en un leve y sensual ronroneo.
Shesla- Primera Espada
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 05/07/2011
Edad : 38
Re: Recuerdos olvidados
Leves instantes antes de que se le abrazase el ya había detenido su curso, cerrando los ojos en una muestra de total impasibilidad ante las muestras de "afecto" que le regalaba la espada. SIntió como el cuerpo de Shesla se pegaba al suyo, mas lo sentía frio, emitiendo él mismo mucho mas calor por todos sus poros. Abrió los ojos y giró levemente el rostro con la mirada perdida en el horizonte al oir a su compañera hablarle.
- ¿Desde cuando soy tu favorito en nada? - sentenció tras lo qeu seguramente fueron unos incómodos segundos de silencio para la espada al no haber muestras de reacción por parte del pelirrojo - Ademas... ¿No puede tener uno intimidad? - finalizó, dando clara intención de querrer proseguir su camino. No esperaba que nadie le siguiese, y mucho menos a aquellas horas. No esperaba mas bien que nadie se interesara en lo que hiciese, del mismo modo que el solía pasar olímpicamente de todo aquello que le rodeaba.
- ¿Desde cuando soy tu favorito en nada? - sentenció tras lo qeu seguramente fueron unos incómodos segundos de silencio para la espada al no haber muestras de reacción por parte del pelirrojo - Ademas... ¿No puede tener uno intimidad? - finalizó, dando clara intención de querrer proseguir su camino. No esperaba que nadie le siguiese, y mucho menos a aquellas horas. No esperaba mas bien que nadie se interesara en lo que hiciese, del mismo modo que el solía pasar olímpicamente de todo aquello que le rodeaba.
Aion- Segunda Espada
- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 12/08/2011
Re: Recuerdos olvidados
Rió suavemente ante su fría forma de rechazo, cosa que era bastante irónica ya que era un hombre de fuego, un dragón. le soltó con mucho cuidado, encogiendos de hombros.
-Todo aquel que sea bien atractivo es mi favorito, querido... Además, tenía curiosidad por ver qué te taía hasta aquí- se encogió de hombros tranquilamente. Le había parecido curioso que llegara al Mundo mortal por las buenas y, mucho más aún, ver que no iba en busca de almas -Este sitio tiene que significar algo para alguna de tus conciencias... dejaré, entonces, que sigas buscando- sonrió, girándose tranquilamente, haciendo ondear, al voltearse, su larga melena azulada.
-Todo aquel que sea bien atractivo es mi favorito, querido... Además, tenía curiosidad por ver qué te taía hasta aquí- se encogió de hombros tranquilamente. Le había parecido curioso que llegara al Mundo mortal por las buenas y, mucho más aún, ver que no iba en busca de almas -Este sitio tiene que significar algo para alguna de tus conciencias... dejaré, entonces, que sigas buscando- sonrió, girándose tranquilamente, haciendo ondear, al voltearse, su larga melena azulada.
Shesla- Primera Espada
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 05/07/2011
Edad : 38
Re: Recuerdos olvidados
Había vuelto a tener pesadillas y no quería volver a dormirse. Tranquilamente se había vestido con un peto vaquero sobre una camiseta de media manga en color verde oscuro con un tigre dibujado en la parte central. Tras abrir la ventana desenvainó su zanpakutou y abrió una puerta de acceso al senkaimón y, de ahí, al mundo Humano.
No tardó mucho en llegar. Era media noche y la luna se alzaba en lo alto del cielo, un cuelo despejado, iluminado con multitud de brillantes estrellas. Cogió aire lentamente y lo fue dejando escapar. Había salido, como siempre, en las inmediaciones del cementerio, en una zona plagada de florecillas silvestres. Se agachó y comenzó a recogerlas con cuidado, formando un pequeño ramillete que ató con una gomita que llevaba atada en la muñeca. El viento izo ondear su rojizo pelo un instante, justo cuando se levantaba para seguir su camino.
No supo cuanto tardó, pero no fue mucho. Enseguida se encontró en la que sabía que era su tumba. El único recuerdo que poseía de su vida humana había sido su nombre, y hasta aquel lo había cambiado por otro. Se arrodilló delante de la lápida y dejó las flores sobre ella. Todas sus pesadillas podrían acabarse leyendo su epitafio, pero jamás se le había ocurrido. Además siempre iba de noche y la luz de la luna hacía que las pequeñas letras fueran casi ilegibles. Con cuidado dejó su zanpakutou al lado de la lápida para que no la molestara.
-Ya sé que acudo a ti cada vez que tengo pesadillas, pero a estas horas todo el mundo duerme- comenzó a decir tranquilamente, con los ojos ligeramente entrecerrados -. No sé porqué no recuerdo nada más, Kaamia... ¿Qué fuiste? ¿Qué fue de tí? ¿Cómo llegaste a ser...?- suspiró largamente, negando con un suave movimiento de cabeza -Vaya tontería ¿verdad? Estoy aquí, arrodillada delante de mi propia tumba y preguntándole qué diantres fui estando vida... Cualquiera que me escuchara...
Algo la hizo sobresaltarse. Sintió reiatsu cerca, pero no supo localizarlo exactamente. Además la oscuridad de la zona hacía la visibilidad más dificil. Se quedó quieta, arrodillada alli delante, en espera de que algo o alguien apareciera.
No tardó mucho en llegar. Era media noche y la luna se alzaba en lo alto del cielo, un cuelo despejado, iluminado con multitud de brillantes estrellas. Cogió aire lentamente y lo fue dejando escapar. Había salido, como siempre, en las inmediaciones del cementerio, en una zona plagada de florecillas silvestres. Se agachó y comenzó a recogerlas con cuidado, formando un pequeño ramillete que ató con una gomita que llevaba atada en la muñeca. El viento izo ondear su rojizo pelo un instante, justo cuando se levantaba para seguir su camino.
No supo cuanto tardó, pero no fue mucho. Enseguida se encontró en la que sabía que era su tumba. El único recuerdo que poseía de su vida humana había sido su nombre, y hasta aquel lo había cambiado por otro. Se arrodilló delante de la lápida y dejó las flores sobre ella. Todas sus pesadillas podrían acabarse leyendo su epitafio, pero jamás se le había ocurrido. Además siempre iba de noche y la luz de la luna hacía que las pequeñas letras fueran casi ilegibles. Con cuidado dejó su zanpakutou al lado de la lápida para que no la molestara.
-Ya sé que acudo a ti cada vez que tengo pesadillas, pero a estas horas todo el mundo duerme- comenzó a decir tranquilamente, con los ojos ligeramente entrecerrados -. No sé porqué no recuerdo nada más, Kaamia... ¿Qué fuiste? ¿Qué fue de tí? ¿Cómo llegaste a ser...?- suspiró largamente, negando con un suave movimiento de cabeza -Vaya tontería ¿verdad? Estoy aquí, arrodillada delante de mi propia tumba y preguntándole qué diantres fui estando vida... Cualquiera que me escuchara...
Algo la hizo sobresaltarse. Sintió reiatsu cerca, pero no supo localizarlo exactamente. Además la oscuridad de la zona hacía la visibilidad más dificil. Se quedó quieta, arrodillada alli delante, en espera de que algo o alguien apareciera.
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