-~>De Visita<~-

Ella salió al caer el sol a dar una vuelta, le gustaba pasear en la oscuridad de la noche, andando despacio, siempre andaba pegada a las paredes acariciándolas, aunque iba sin rumbo alguno, era como si el propio camino le guiara hacia donde ir en silencio.

Esta vez sus pasos la encaminaron hasta el primer escuadrón, se paró a la entrada observándolo todo durante unos segundos antes de entrar mientras seguía acariciando las paredes de las calles por las que se iba metiendo entrando en el en silencio.

Llevaba una camiseta ancha que casi le llegaba por la mitad del muslo y daba la sensación de que no llevaba nada de bajo, pues sus pantalones cortos quedaban ocultos por los mismos. Sus largas piernas iban desnudas y llevaba puestos en los pies un par de zapatillas deportivas.

A aquellas horas de la noche el Escuadrón estaba oscuro y en silencio, pero sin embargo en la pequeña pagoda sobre el lago había una solitaria vela, que iluminaba la casita como un farolillo en la noche.

Allí, el Comandante General, sentado tranquilamente en solitario, y con un montón de pergaminos garabateados sobre una pequeña mesita, parecía revisar y corregir anotaciones, suspirando en silencio, estirándose un poco, sin percatarse de la presencia de nadie más.

Cualquier Shinigami entrenado también detectaría varias patrullas, silenciosas y discretas, moviéndose cual sombras entre los arbustos y por las murallas, pero su silencio era tal que casi parecía que no hubiese nadie más despierto en todo el escuadrón.

Le gustaba esa oscuridad, se sentía cómoda con ella y no le importunaba ni la impedía la visión. Asique se guio por sus instintos sin decir nada caminando a través de todo el escuadrón, hasta que llego por inercia hasta la pequeña pagoda donde observo una lucecita, y suspiro con tranquilidad, tampoco quería importunar, aunque dadas las horas que eran seguro que lo hacía.

Ella se giró sin decir nada al sentir a una de las patrullas próxima, pero como tampoco estaba haciendo nada mano, anduvo despacio, pero con cautela, tampoco quería armar un escándalo en su primera visita, pese a que no era ni remotamente oficial ya que llevaba una bolsita enganchada en la cintura con un té especial para el comandante general.

Se guio ahora por la única luz que había encendida suponiendo que seria la del comandante general, ya que intuía que esos últimos días el lio de papeleo, no había sido solo en su propio escuadrón, asique siguió avanzando en silencio, sin hacer el menor ruido dad que sus zapatillas amortiguaban sus pasos.

Alzó la mirada hacia la oscuridad, sonriendo de medio lado y dejando el pincel en un lateral, crujiéndose el cuello. A pesar de su aspecto tosco y sus maneras algo bruscas, era también uno de los Shinigami más poderosos y sus sentidos estaban en la cima.

- Buenas noches, Hiramura-san...

Las palabras flotaron en el aire, y -durante una milésima de segundo- hubo decenas de ojos clavados en ella, patrullas preparadas a responder a cualquier amenaza. Esas mismas patrullas desaparecieron en las sombras segundos después al ver que se trataba de una capitana.

- ¿Que te trae por aquí tan tarde?

Ella se quedó un poco paralizada, al menos hasta que asocio la voz con el comandante general, pues era lógico que él al ser quien era pudiera sentirla pese a que pertenecía al segundo escuadrón, aunque eso la hizo concienciarse en que tenía que entrenar más, ya que hacía poco que había ascendido y sus técnicas no estaban pulidas del todo.

Frunció el ceño arrugando la naricita cuando sintió las miradas sobre ella, aunque sonrió de medio lado poniendo las manos a la espalda andando despacio hasta llegar a la puerta del despacho del mismo e inclinar levemente la cabeza a modo de saludo cuando él dijo – Buenas noches, Hiramura-san...-

- Buenas noches, Comandante Mitsurugi. – Sonrió con suavidad y mirándole detenidamente, a ojos de cualquiera era un hombre intimidante, imponente y hasta amenazador por su enorme tamaño, que se observaba aun estando sentado por sus anchas espaldas, aunque ella tal vez despertara algo más que todo eso…Y eso hizo que un leve rubor acudiera a sus mejillas, aunque las palabras de él la sacaron de su ensimismación.

- Que te trae por aquí tan tarde? - Su voz también sonaba grave, pero no dijo nada, cayendo ahora en la cuenta de que tal vez era demasiado tarde para una visita y suspiro.

- Vaya no me di cuenta de que era tan tarde…Espero no molestar…Pero vine a traerle un poco de te…Es un te especial que tengo plantado en mi jardín… - Se acercó a él desatando la bolsita que llevaba en el cinturón tendiéndosela

Volvió la mirada a sus papeles, anotando algo más, mientras ella se acercaba. Estaba sentado cómodamente en el tatami, con el haori de capitán tirado a un lado y las ropas de Shinigami abiertas de forma que su musculoso pecho quedaba perfectamente a la vista... un aspecto informal, para aquellas altas horas de la noche.

- No, tranquila, acercate... Estaba solamente revisando estos papeles...

Volviendo a alzar la mirada en su dirección, sonriendo con suavidad, dejando las cosas en la mesa mientras le ofrecía asiento a su lado.

Spoiler:

Ella se siguió acercando, si bien era cierto que ella tampoco iba vestida de forma formal, verle a él de esa guisa la hizo dudar de que las horas que eran fueran las adecuadas para una visita, por muy informal que fuera ese hombre la seguía turbando de una manera sobrecogedora, por lo que bajo la mirada quedándose a una distancia prudencial de él sonriendo levemente.

- No, tranquila, acércate... Estaba solamente revisando estos papeles... - Si bien era cierto que eso no la tranquilizo, si termino de acercarse sentándose donde él la dijo cruzando las piernas a lo estilo indio mirando por un momento el montón de papeles que él tenía sobre la mesa.

-Muchas gracias –sonrió y le tendió la bolsita de té que le había ofrecido – Espero que le guste… Lo cierto es que aún no termino de adaptarme, creo que por mi timidez, pese a que he conocido a unas cuantas personas, encantadoras - sonrió de medio lado, aunque no sabía bien porque tenía esa confianza con él, la inspiraba confianza…

Sonrió mirándola... para él era poco más que una chiquilla a su lado, que había vivido más de un milenio, pero precisamente por eso, despertaba en él un instinto protector, casi paternal, que le llevaba a tratar a sus Capitanes casi como a sus hijos.

Cogió la bolsita que le ofrecía, abriéndola un poco y olisqueando, sonriendo después, cerrando los ojos y disfrutando del aroma.

- Es un buen té, sin duda. Muchas gracias, Hiramura-san...

Volvió a cerrar la bolsa, dejándola a un lado y mirándola con su sonrisa tras el vello facial, mientras la escuchaba, asintiendo.

- Lo entiendo... es un puesto de mucha responsabilidad, pero lo importante es que te sientas como una más... Y estoy seguro de que todos están haciendo lo posible por que te sientas bienvenida... Y eso me incluye... si en algún momento necesitases hablar, o consultarme cualquier cosa... Lo bueno de haber estado tanto tiempo en el cargo es que se aprenden muchos trucos.

Ella observo contenta como abría la bolsita poniendo las manos delante entre sus piernas apretándolas, como si esa evaluación fuera casi más importante que un examen de la academia, pero no dijo nada sonriendo ampliamente contenta al oírle - Es un buen té, sin duda. Muchas gracias, Hiramura-san... - Aunque se notó que él no las tenía todas consigo y eso la ofendió levemente, no dejo que se notara sonriendo como una niña pequeña

- Me alegro de que le parezca bueno, espero que le parezca mejor cuando lo pruebe –asintió sonriendo, que con el aun no tenía la confianza suficiente ni para tutearle, ni para llamarle por el nombre, asique tampoco le dijo que ella prefería que si no era una visita oficial no usaran su apellido, aunque de nuevo la voz imponente del Comandante, la saco de sus pensamientos cuando el hablo de nuevo.

- Lo entiendo... es un puesto de mucha responsabilidad, pero lo importante es que te sientas como una más... Y estoy seguro de que todos están haciendo lo posible por que te sientas bienvenida... Y eso me incluye... si en algún momento necesitases hablar, o consultarme cualquier cosa... Lo bueno de haber estado tanto tiempo en el cargo es que se aprenden muchos trucos. - Eso la tranquilizo por completo, porque lo cierto es que aunque no lo reconociera tenía miedo, mucho miedo de fastidiar todo por lo que había luchado, con una decisión incorrecta, por lo que sonrió aún más.

-Vaya Comandante Mitsurugi, se lo agradezco de veras, es usted…muy amable, por preocuparse tanto por mí y por mis compañeros, casi se podría decir que es usted un gran padre para nosotros, dado que todos sabemos que si nos pasa cualquier cosa…usted estará ahí para nosotros…por eso muchas gracias por recibirme también a mí a estas horas – sonrió con suavidad mirándole a los ojos.