De visita y esas cosas...

Llevaba bastante tiempo pensándolo. Madoka había recibido su cargo de teniente bastante recientemente y apenas conocía a unos pocos capitanes: su padre por obvias razones y sus amigos Zen y Nariel, a los que también les debía una visita. Pero finalmente y dado que no parecía ir a haber una reunión de oficiales próximamente, decidió ir por cada escuadrón a presentarse. Tenía bastantes dudas acerca de lo apropiado que sería molestar a un capitán sólo por presentarse, por lo que decidió ir siempre con una cesta con pastas hechas por ella misma y de punta en blanco. Su padre le había dicho que cómo les iba a molestar recibir a "una monada como tú" y, conociéndole sabía que su criterio no era muy objetivo que digamos. "Pero no puedo estar siempre metida en mi escuadrón" pensó "Y si alguien viene al escuadrón y mi superior no está, tiene que saber a quién dirigirse". Cada vez pensaba que hacía bien en realizar aquellas visitas, que también serviría para reforzar las relaciones con el poco conocido tercer escuadrón.

Se miró en un espejo antes de partir. El uniforme perfecto, la zanpakutou a su izquierda con la funda y empuñadura impolutas y, aunque no se viera, el filo perfectamente afilado y pulido. El pelo recogido en su habitual coleta, perfectamente peinado, y la cesta de mimbre en la que llevaba las pastas, aún bien calentitas ya que no hacía mucho tiempo que habían salido del horno. Cubrió la cesta con un paño para guardar el calor mientras observaba lo único que empañaba su imagen. "No debería preocuparme tanto, las cicatrices son comunes entre los shinigamis" pensó "Pero aún así...". Aún así era consciente del rechazo general que mostraba la gente al ver aquella profunda marca cruzando todo su rostro, sólo unos pocos no le habían dado importancia, las personas más allegadas a ella.

- Bueno, me voy ya, que me van a dar las uvas - dijo en voz alta, para decidirse de una vez y emprendió la marcha.

Decidió empezar por el segundo escuadrón para aquellas visitas. Tenía entendido que la capitana también había sido nombraba hacía relativamente poco, por lo que quizá le agradara la visita si tampoco conocía a mucha gente. Si todo salía bien, iría a ver al resto, aunque aún tenía algo de reparo en ir al primer escuadrón. Si temía importunar a un capitán, mucho más al comandante. "Pero bueno, pasito a pasito" pensó mientras estaba a las puertas de su primer destino. Había elegido esa hora tonta de la tarde en la que ya se ha terminado la jornada laboral, pero por otra parte aún se está recogiendo o haciendo alguna última tarea antes de marchar. Una hora habitualmente de relax donde le pareció que sería menos molesta una visita inesperada.

Se dirigió directamente al despacho de la capitana, tocando discretamente con los nudillos en la puerta esperando la pertinente autorización para pasar. Al quedarse parada, el olor de las pastas recién hechas le llegó a la naricilla. Olía tan bien que por un momento se olvidó de todo y se relajó...

Ella estaba entrenando, había acabado el papeleo y le gustaba demasiado el dojo como para no aprovechar cada ratito que tenía libre para entrenar un poco, aunque aún no había empezado cuando sintió un delicioso aroma a dulce y se mordió el labio arrugando la naricilla, que para esas cosas la muchacha tenía un don.

No esperaba visita, asique se apartó el pelo de la cara recogiéndoselo en una alta coleta, avanzando con sus largas piernas guiándose por su olfato, que si bien era cierto que esas piernas bien torneadas y más largas de lo normal le habían costado ser lo que era, porque sus padres no la querían juntar con las demás chicas de su edad, había aprendido bien que más que un defecto solían ser una ventaja, sobre todo para las batallas y por eso, ahora estaba bastante más orgullosa de ellas que de cualquier otra parte de su cuerpo.

Se quedó parada tras ella observándola cuando esta llamo a su puerta, ella estaba detrás pero no dijo nada observándola por unos momentos, había oído hablar de todos los capitanes y tenientes de los demás escuadrones, y tras observarla un rato, dedujo que era una de las tenientes, aunque no tenía bien claro de cuál de los escuadrones, ya que esa información aún estaba algo mezclada en su cabeza.

- Buenas tardes, puedo ayudarla en algo? –sonrió arrugando de nuevo la naricilla ante ese delicioso aroma andando despacio hasta la puerta de su despacho.

- ¡Ah! - dije y me volví sobresaltada.

Por poco no se me cayó la cesta, pero gracias a dios no le pasó nada. Ahí estaba, la capitana del segundo escuadrón a la que apenas conocía de los reportes que tenía de los oficiales. Ni la había notado llegar, se notaba que estaba en el segundo escuadrón, aunque también me había quedado algo ensimismada con el olorcillo de las pastas. Hice una reverencia, propia para alguien de su rango con respecto al mío, mientras me sonrojaba ligeramente por mi reacción algo infantil.

- Mi nombre es Tatsumiya Madoka, teniente del tercer escuadrón - dije mostrando la placa en mi brazo izquierdo -. Soy nueva en el cargo y he... creído conveniente presentarme a los oficiales de los otros escuadrones... para cuando necesiten algo del tercer escuadrón, pues saber que estamos a su disposición y...

Estaba tan nerviosa que me estaba haciendo un lío yo sola, entonces recordé las pastas.

- ¡Ah, sí! Traigo pastas recién hechas, por si gusta - dije mostrando la cesta -. Aún están calentitas...

Ella sonrió, en ningún momento pretendió asustarla, pero si lo había conseguido es que no lo hacía tan mal como capitana y eso la hizo sentirse un poco orgullosa, pues dado que hacía poco que había ascendido, aun no la había dado tiempo a pulir todas sus técnicas. Se fijó en su reverencia y negó con la cabeza, no le gustaban los formalismos, a menos que fueran totalmente necesarios.

- Mi nombre es Tatsumiya Madoka, teniente del tercer escuadrón – La observo sin decir nada, se la denotaba nerviosismo en la voz y sonrió tratando de tranquilizarla y se acercó a ella despacio.- Soy nueva en el cargo y he... creído conveniente presentarme a los oficiales de los otros escuadrones... para cuando necesiten algo del tercer escuadrón, pues saber que estamos a su disposición y.. -

-Tranquila Tastsumilla-san –susurro mirándola tratando de quitarle tensión al asunto – Es un placer conocer a los demás tenientes y capitanes, asique por favor, siéntete en el segundo escuadrón como en tu casa –sonrió con dulzura aunque arrugo de nuevo la naricilla al sentir de nuevo el olorcillo de los pasteles mordiéndose el labio al oírla.

- ¡Ah, sí! Traigo pastas recién hechas, por si gusta – asomo la cabecita al ver los pasteles y no pudo evitar relamerse levemente sonriendo aún más-Aún están calentitas... -

-Vaya muchas gracias, pasa pasa, preparare un té, para que nos lo tomemos con las pastas –La adelanto abriendo la puerta del despacho, aunque lo atravesó abriendo una puerta en un lateral que daba al saloncito rojo que usaba para las visitas informales.

A la capitana no parecía importunarle mi presencia, al contrario me dio calurosamente la bienvenida lo cual me relajó mucho, pero se notó claramente un verdadero cambio en ella cuando vio las pastas. Me pareció que sería buena idea llevar algo de comer para distendir el ambiente, pero no pensé que iba a tener tanto éxito.

- Oh, es muy amable Hiramura-taichou - dije sonriendo ante su amable invitación -. Aceptaré encantada esa taza de té.

La seguí al interior de su despacho, pero me sorprendió cuando vi que no nos quedaríamos allí sino en un anexo lateral, que era un saloncito privado y daba la impresión de mucho más informal que el habitual despacho. "Vaya, está siendo muy amable" pensé contenta, temía que el trato hubiera sido mucho más frío a juzgar por la fama que tenía la segunda división. "Supongo que es como los prejuicios que hay con respecto al undécimo" razoné ya que conocía a muchos de los chicos y, aunque pudieran parecer unos bestias que sólo iban de pelea en pelea, tenían un gran corazón y eran gente muy maja.

Mientras la capitana comenzaba a preparar té, puse la cesta encima de la mesa y, utilizando el mismo paño a modo de estera de comida, empecé a colocar las pastas ordenadamente, por sabores según las había ido preparando.

- He hecho un poco de todo ya que no conozco sus gustos - comenté a la capitana -. Estas están hechas con pasta de almendras y cubiertas de azúcar, estas tienen base de galleta con trozos de frutas en almíbar: naranja, melocotón y fresa; estas tienen chocolate negro por encima pero dentro hay una base de chocolate blanco y éstas de aquí están recubiertas de una capa de dulce de leche cubierta de caramelo.

Terminé de colocarlas, perfectamente ordenadas y sonreí satisfecha con el resultado.

- Me encantará conocer sus gustos, para la próxima vez que venga de visita - dije finalmente -. Me gusta traer algo siempre que puedo y si además sé qué le gusta, pues así ya sé más o menos qué traer...

Ella escucho el como la llamo - Oh, es muy amable Hiramura-taichou - y lo primero que hizo fue negar con la cabeza mientras la guiaba hasta el despacho, antes de ponerse a preparar el té, la miro de reojo y sonrió con suavidad sonriendo amablemente.

-Keiko….Keiko-Chan o sama…eso depende del respeto que quieras mostrar…pero Keiko, al menos cuando estemos solas y sea una visita informal –susurro antes de ponerse a preparar el té mordiéndose el labio ante el nuevo olor de los dulces mirando de reojo como ella lo preparaba todo, y tras eso se giró abriendo la boca l ver como ella lo había organizado todo- Vaya, no tenías que haberte molestado en organizarlo tanto… -sonrió de medio lado.

- He hecho un poco de todo ya que no conozco sus gustos – Miraba todo, con demasiada gula, que se reflejaba en el brillo de sus ojos, obnubilada por unos segundos ante las palabras de ella. - Estas están hechas con pasta de almendras y cubiertas de azúcar, estas tienen base de galleta con trozos de frutas en almíbar: naranja, melocotón y fresa; estas tienen chocolate negro por encima pero dentro hay una base de chocolate blanco y éstas de aquí están recubiertas de una capa de dulce de leche cubierta de caramelo. -

Ella le sirvió el té, echándole primero el té y acercándole la jarra con la leche y el azucarero por si quería, entonces cogió uno de los últimos que había señalado y le dio un mordisco cerrando los ojos, una delicia sin duda y asintió complacida abriendo los ojos masticándolo lentamente paladeándolo cada vez tragando despacio, y se acabó el bollito mientras ella volvía a hablar -Me encantará conocer sus gustos, para la próxima vez que venga de visita – alzo una ceja incrédula, si ella ya había dado en el clavo, no entendía que más gustos suyos podría enseñarle, pero aun así, sonrió ampliamente. - Me gusta traer algo siempre que puedo y si además sé qué le gusta, pues así ya sé más o menos qué traer... -

-Pero si has dado en el clavo –sonrió de medio lado mirándola – lo que más me gusta en todo el mundo es… el dulce… asique, si siempre me traes dulces, aunque no hace falta que traigas tantos…claro , creo que te querré ver bastante más por el segundo escuadrón –sonrió bromeando.

Tomé la taza de té que me había servido, oliéndola primero, el aroma de aquel té se hacía delicioso. Eché un poco de azúcar y di un sorbo con cuidado, que aún estaba muy caliente. Mientras tanto, ella probó las pastas y parecía feliz, me alegraba que mi receta le agradara.

- Pero si has dado en el clavo - dijo sonriente - . Lo que más me gusta en todo el mundo es… el dulce… así que, si siempre me traes dulces, aunque no hace falta que traigas tantos…claro, creo que te querré ver bastante más por el segundo escuadrón

Sonreí ampliamente, halagada por la alabanza. Cada vez me iba cayendo mejor aquella capitana y era mucho más cercana de lo que solían ser los del segundo escuadrón, o al menos esa era la fama que tenían.

- Vaya, muchas gracias Hiramura-tai... quiero decir Keiko-san. El té también es delicioso - dije alegremente, tomando otro sorbo -. Pues entonces estupendo, porque me gusta mucho cocinar, especialmente dulces. Si te parece bien, siempre que pueda traeré algunos cuando venga de visita. O si te gusta la cocina, podemos compartir recetas, me encanta aprender cosas nuevas...

Normalmente, al que le gusta comer (y tiene tiempo para ello) también le gusta cocinar. Y si le gustaba tanto el dulce puede que me diera ideas para nuevas recetas.

La observo tomar su te, en el fondo a ella le encantaba su té, era un te especial que cultivaba ella en su propio jardín, el mismo té del que le había llevado muestras al Comandante General, y del que tanto presumía, pero claro solo lo hacía porque sabía que podía presumir, si algo la gustaba casi tanto como el dulce, era el té…Aunque siempre con un poco de leche y un par de cucharaditas de azúcar…

-Vaya, muchas gracias Hiramura-tai... quiero decir Keiko-san. El té también es delicioso– Sonrió aún más ante sus palabras y asintió, cuando ella misma se autocorrigió, era una chica lista y que encima tenia buen gusto…Si, sin duda alguna le caía bien. -Pues entonces estupendo, porque me gusta mucho cocinar, especialmente dulces. Si te parece bien, siempre que pueda traeré algunos cuando venga de visita. O si te gusta la cocina, podemos compartir recetas, me encanta aprender cosas nuevas.. -

Pensó un rato en silencio mientras acababa de comerse el bollito que estaba delicioso mientras pensaba, en la cantidad ingente de recetas que ella misma tenía en el cuaderno de la cocina, pero también pensó en cuanto odiaba cocinar, después de tanto tiempo entre fogones, aunque asintió sonriendo dándole un trago a su té antes de contestar.

-Lo cierto es que se me da bastante bien cocinar, aunque lo odio profundamente, solo cocino lo justo y necesario para mí, es decir dulces – sonrió ampliamente –el resto ya me lo traen del escuadrón, hacen una comida deliciosa, y tampoco puedo comer tanto– rio divertida aunque termino por asentir de nuevo -asique cuando quieras serás bien recibida en mi escuadrón y si algún día te apetece podría enseñarte algo de lo que– se encogió de hombros -no me molesta enseñar, siempre y cuando yo pruebe el resultado final claro– bromeo.

Me sorprendió cuando dijo que no le gustaba cocinar a pesar de saber. Yo había pocas cosas que apreciara más que la comida, sobre todo la casera, y me encantaba cocinar según iba pensando en el resultado. Aunque esa parte a la capitana sí que le gustaba, cómo no.

- Pues es una pena que no te guste... A mí la verdad me encanta, de hecho mi padre me ha dicho que se me ve con tanta soltura en la cocina que debería haberme pensado en montar un restaurante, antes de ser shinigami - reí pensando en lo que me había dicho de enseñarme alguna cosilla de su propia cosecha -. Bueno, pues uno de mis pequeños secretos de cocina es que siempre utilizo a mis amigos de conejillos de indias de mis recetas. Si te interesa puedo traerte alguna degustación, seguro que podrías darme ideas... Y sí, reconozco que lo que más me gusta cocinar también son dulces, aunque me encanta también hacer pinchos salados para abrir el apetito antes de comer. Esos los verás mucho cuando vayas a alguna fiesta del undécimo escuadrón, mi padre siempre me ficha para dirigir los trabajos en la cocina.

Tomé un sorbo más de aquel té. Yo no le había echado leche y apenas un terrón de azúcar, porque me gustaba paladear bien el sabor del té, sobre todo cuando era tan bueno como aquel.